Lamento Della Ninfa es uno de los más célebres madrigales del compositor italiano Claudio Monteverdi. Forma parte del octavo libro de madrigales, denominado "Madrigales guerreros y amorosos", recopilación de 1638 que fue dedicada al emperador Fernando III de Habsburgo. Está compuesto para soprano, dos tenores, un bajo, y bajo continuo, y el texto está basado en una canzonetta de Ottavio Rinuccini.
Traducción al español
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- Febo no había todavía
- revelado al mundo el día,
- cuando una muchacha salió
- de su propia casa.
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- Sobre su pálido rostro
- afloraba su dolor,
- y a menudo provenía
- de su corazón un gran suspiro.
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- Andando sobre las flores
- iba vagando, aquí, allá,
- llorando de esta manera
- su amor perdido:
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- «Amor», decía, deteniendo el pie,
- mirando el cielo,
- «¿Dónde, dónde está la fidelidad
- que el traidor me juró?»
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- Pobrecilla, no puede más, ay,
- ya no puede soportar tanto sufrimiento.
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- «Haz que vuelva mi amor
- tal como antaño fue,
- o déjame morir, para que
- no sufra más.
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- No quiero ya que él suspire
- sino estando lejos de mí,
- no, no quiero
- que me dé más dolores.
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- Pues el saber que por él ardo
- satisface su orgullo,
- quizá, quizá al alejarme
- él, a su vez, empezará a rogarme.
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- Si ella tiene para él más serena
- mirada que la mía,
- sin embargo no alberga en su seno
- un amor que sea tan fiel como el mío.
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- Ni tendrá nunca
- besos tan dulces de esa boca,
- ni más tiernos, ay calla,
- calla, él bien lo sabe.»
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- Así, entre amargas lágrimas,
- llenaba el cielo con su voz;
- así en el corazón de los amantes
- el amor mezcla el fuego con el hielo.
Esta obra se divide en tres partes.
En las secciones primera y tercera el trío de dos tenores y bajo se mueven en el ámbito descriptivo y contemplativo característico del madrigal tradicional. Comienzan con el relato de la joven ninfa que deja su casa para internarse en el bosque clamando desconsoladamente por su amante que la ha abandonado, y finalizan con una moraleja acerca del amor.
La parte central está protagonizada por la ninfa entonando su patético lamento, con un viraje de la tercera a la primera persona, característica del genere rappresentativo muy utilizado por Monteverdi en el octavo libro de madrigales. El carácter teatral es intensificado por las libertades rítmicas que Monteverdi concede a la cantante, “que va cantando siguiendo el tiempo del sentimiento” (“qual va cantato a tempo dell'affetto del animo”), de acuerdo a la indicación del compositor.
Esta libertad rítmica se equilibra con el bajo ostinato, una serie de cuatro acordes descendentes (la, sol, fa, mi) que se repite a lo largo de toda esta sección, y que establece el ordenamiento armónico de toda la pieza.
A la voz de la soprano se suma el comentario de las voces masculinas, que contemplan la escena y se compadecen de la ninfa, repitiendo en forma irregular la estrofa “Miserella, ah più no, no, tanto gel soffrir non può”. De esta manera se establecen dos planos sonoros que subrayan el dramatismo de la escena.
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