Las sonatas para viola da gamba y clave han suscitado varias transcripciones para violonchelo; pero, en la época de Bach, la distinción entre el repertorio de violonchelo y el de viola da gamba era bien tangible.
Por lo demás, Bach supo confiar a la viola da gamba páginas soberbias: basta escuchar el sexto Concierto de Brandenburgo o algunas arias de cantatas y de las Pasiones según San Juan y según San Mateo.
Con toda probabilidad, fue en Cöthen donde Bach compuso sus tres sonatas para clave y viola da gamba. Dos gambistas célebres, Abel, amigo de Bach, y el príncipe Leopold se repartían entonces los atriles de viola da gamba en la orquesta de la corte, y puede imaginarse fácilmente que Bach dedicara estas obras a uno u otro de sus dos amigos.
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